miércoles, 14 de septiembre de 2011

Hay noches inciertas

Hay noches, noches desnudas que no tienen siquiera un velo que les cubra sus miserias, que destilan hedor de muerto, que erizan los cabellos a la par del maullido de dos gatos fornicando; soledades, tristezas disfrazadas de alegrías que confluyen a un sólo punto, la oscuridad de un callejón donde duerme el indigente, la calle vacía y sólo un par de tacones a lo lejos, noches que me causan espanto de sólo pensarlas, cierro los ojos e intento conciliar mis ideas con la almohada esperando que me mande el sueño reparador, pero no será esta noche, porque hay noches, terribles noches de insomnio que sólo buscan desgarrar mi espalda con esas feroces garras llamadas destino; ya vendrá la calma, cuatro soles y el bullicio de la gente me salvarán nuevamente, de estas terribles noches que me condenan a escribir y escribir, hasta quedar postrado frente a la oscuridad de mis pensamientos atribulados y rotos.

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